La carrera de barullo es el cuarto episodio de la primera temporada de la serie Alicia en el País de las Maravillas. Está basado en el capítulo 3 del libro Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Fue estrenado en 1983. Emitido, en TVE2, el 03/07/1986.
Argumento[]
La madre de Alicia ha invitado a unos viejos amigos suyos a una pequeña merienda en el jardín de su casa, y ha pedido a su hija que reprima sus impulsos y les lleve el servicio de té y unos cuantos bombones rellenos a la mesa. Sin embargo, a Alicia no le agrada demasiado la idea, y lo primero que hace es guardarse una parte de los bombones en su bolsillo, para comérselos más tarde. Al salir al jardín para llevar el té, comienza a llover repentinamente, y, sin darse cuenta, aparece de pronto en medio del proceloso mar que formó, a base de llorar, la última vez que visitó el País de las Maravillas. Alicia se sorprende al ver que está, junto con Benny, en una taza gigante que hace las veces de barca. Junto a ellos van el Ratón, el Aguilucho, el Pato, el Loro, el Cangrejo y el antiguo gato rayado de la Reina de Corazones. Pronto la taza vuelca y todos naufragan en una isla. Allí, y ante el problema de cómo secarse para no resfriarse, el Ratón decide contar una historia tan aburrida que seque a todos. Pero no surte efecto ninguno. Por suerte, llega al lugar del naufragio un dodo, quien les propone que, para secarse, corran todos en lo que se denomina "carrera de barullo". Enseguida, la Reina de Corazones llega a la isla en su barco, furiosa porque no se la ha avisado de que vaya a celebrarse ninguna carrera. Para salir del paso, todos dicen a la monarca que era una sorpresa por su no-cumpleaños. Entusiasmada, la Reina manda montar su carpa y da comienzo la carrera, a la que progresivamente van uniéndose Paul y Paula, que son el Rey Blanco y la Reina Blanca de ajedrez; y los gemelos Din y Dan. Y, como premio, Alicia está dispuesta a repartir los bombones rellenos que cogió de su casa. Al terminar la carrera, Alicia se da cuenta, contenta, de que, mediante tan peculiar carrera, en la que todos ganan, ha conseguido secarse por fin. Sin embargo, al comprender esto, en lugar de hallarse en la isla desierta, celebrando la carrera de barullo, se encuentra en su casa, con la criada del hogar y los bombones rellenos junto a ella.