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Tenniel-Agedman

Ilustración de John Tenniel.

Ojos de bacalao es una canción incluída en la novela de 1871 A través del espejo y lo que Alicia encontró allí escrita por el escritor británico Charles Lutwidge Dodgson bajo el seudónimo de Lewis Carroll. La canción es recitada por el Caballero Blanco en el octavo capítulo.

Sobre el título[]

En el capítulo ocho, justo antes de recitar la canción, el Caballero Blanco dice que el título de la canción Ojos de bacalao es solo el nombre por el que la llaman, y que el nombre en realidad es Un anciano viejo viejo. Luego explica que la propia canción se llama De esto y de aquello, a pesar de que la canción no es otra que Posado sobre una cerca.

Texto[]

Te contaré todo cuanto pueda:
Poco me queda por narrar.
Una vez vi a un anciano viejo viejo
asoleándose sobre una cerca.
«¿Quién eres, anciano? -díjele-,
y ¿qué haces para vivir?»
Su respuesta se coló por mi mente
como el agua por un tamiz.
Díjome: «Cazo mariposas
que duermen por el trigo trigo.
Con ellas me cocino unos buenos
pastelillos de cordero
que luego vendo por las calles.
Me los compran esos hombres -continuó-
que navegan por los procelosos mares.
Y así consigo el pan de cada día.
Y ahora, tenga la bondad, la voluntad...»
Pero yo estaba meditando un plan
para teñirme de verde los bigotes
empleando luego un abanico tan grande
que ya nadie me los pudiera ver.
Así pues, y no sabiendo qué replicar
a lo que el viejo me decía,
gritéle: «¡Vamos! ¡Dime de qué vives!»,
con un buen golpe en la cabeza.
Con su bondadosa voz, reanudó la narración.
Díjome: «Me paseo por ahí,
y cuando topo con un arroyo lo echo a
arder en la montaña.
Con eso fabrican aquel espléndido producto
que llaman aceite de Macasar...
Sin embargo, dos reales y una perra
es todo lo que me dan por mi labor.»
Pero yo estaba meditando la manera
de alimentarme a base de manteca
para ir así engordando un poco cada día.
Entonces, le di un fuerte vapuleo,
hasta que se le puso la cara bien morada.
«¡Vamos! ¡Dime cómo vives! -le grité-.
¡Y a qué profesión te dedicas!»
Díjome: «Cazo ojos de bacalao
por entre las zarzas y las jaras.
Con ellos labro, en el silencio de la noche,
hermosos botones de chaleco.
Y cata que a éstos no los vendo
ni por oro ni por plata;
sino tan sólo por una perra,
¡y por una te llevas diez!»
«A veces cavo bollos de mantecón
o pesco cangrejos con vareta de gorrión.
A veces busco por los riscos
a ver si encuentro alguna rueda de simón.
Y de esta manera -concluyó pícaro dando un guiño-
es como amaso mi fortuna...
Ahora me sentiría muy honrado bebiendo
un trago a la salud de vuesa merced.»
Entonces sí que lo oí, pues en mi mente
maduraba mi gran proyecto
de cómo salvar del óxido al puente de Menai
recociéndolo bien en buen vino.
Así que mucho le agradecí la bondad
de contarme el método de su fortuna,
pero mayormente por su noble deseo
de beber a la salud de mi ilustre persona.
Y así, cuando ahora por casualidad
se me pegan los dedos en la cola;
o me empeño en calzarme salvajemente
el pie derecho en el zapato izquierdo;
o cuando sobre los deditos del pie
me cae algún objeto bien pesado,
lloro porque me acuerdo tanto
de aquel anciano que otrora conociera...
De mirada bondadosa y pausado hablar...
Los cabellos más canos que la nieve...
La cara muy como la de un cuervo,
los ojos encendidos como carbones.
Aquel que parecía anonadado por su desgracia
y mecía su cuerpo consolándose...
Susurrando murmullos y bisbiseos,
como si tuviera la boca llena de pastas;
y que resoplaba como un búfalo...,
aquella tarde apacible de antaño...,
asoleándose sentado sobre una cerca.

Varios[]

  • La canción es una parodia del larguísimo poema de Wordsworth titulado Resolución e independencia, que pertenece al género moralizante victoriano.
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