Ojos de bacalao es una canción incluída en la novela de 1871 A través del espejo y lo que Alicia encontró allí escrita por el escritor británico Charles Lutwidge Dodgson bajo el seudónimo de Lewis Carroll. La canción es recitada por el Caballero Blanco en el octavo capítulo.
Sobre el título[]
En el capítulo ocho, justo antes de recitar la canción, el Caballero Blanco dice que el título de la canción Ojos de bacalao es solo el nombre por el que la llaman, y que el nombre en realidad es Un anciano viejo viejo. Luego explica que la propia canción se llama De esto y de aquello, a pesar de que la canción no es otra que Posado sobre una cerca.
Texto[]
- Te contaré todo cuanto pueda:
- Poco me queda por narrar.
- Una vez vi a un anciano viejo viejo
- asoleándose sobre una cerca.
- «¿Quién eres, anciano? -díjele-,
- y ¿qué haces para vivir?»
- Su respuesta se coló por mi mente
- como el agua por un tamiz.
- Díjome: «Cazo mariposas
- que duermen por el trigo trigo.
- Con ellas me cocino unos buenos
- pastelillos de cordero
- que luego vendo por las calles.
- Me los compran esos hombres -continuó-
- que navegan por los procelosos mares.
- Y así consigo el pan de cada día.
- Y ahora, tenga la bondad, la voluntad...»
- Pero yo estaba meditando un plan
- para teñirme de verde los bigotes
- empleando luego un abanico tan grande
- que ya nadie me los pudiera ver.
- Así pues, y no sabiendo qué replicar
- a lo que el viejo me decía,
- gritéle: «¡Vamos! ¡Dime de qué vives!»,
- con un buen golpe en la cabeza.
- Con su bondadosa voz, reanudó la narración.
- Díjome: «Me paseo por ahí,
- y cuando topo con un arroyo lo echo a
- arder en la montaña.
- Con eso fabrican aquel espléndido producto
- que llaman aceite de Macasar...
- Sin embargo, dos reales y una perra
- es todo lo que me dan por mi labor.»
- Pero yo estaba meditando la manera
- de alimentarme a base de manteca
- para ir así engordando un poco cada día.
- Entonces, le di un fuerte vapuleo,
- hasta que se le puso la cara bien morada.
- «¡Vamos! ¡Dime cómo vives! -le grité-.
- ¡Y a qué profesión te dedicas!»
- Díjome: «Cazo ojos de bacalao
- por entre las zarzas y las jaras.
- Con ellos labro, en el silencio de la noche,
- hermosos botones de chaleco.
- Y cata que a éstos no los vendo
- ni por oro ni por plata;
- sino tan sólo por una perra,
- ¡y por una te llevas diez!»
- «A veces cavo bollos de mantecón
- o pesco cangrejos con vareta de gorrión.
- A veces busco por los riscos
- a ver si encuentro alguna rueda de simón.
- Y de esta manera -concluyó pícaro dando un guiño-
- es como amaso mi fortuna...
- Ahora me sentiría muy honrado bebiendo
- un trago a la salud de vuesa merced.»
- Entonces sí que lo oí, pues en mi mente
- maduraba mi gran proyecto
- de cómo salvar del óxido al puente de Menai
- recociéndolo bien en buen vino.
- Así que mucho le agradecí la bondad
- de contarme el método de su fortuna,
- pero mayormente por su noble deseo
- de beber a la salud de mi ilustre persona.
- Y así, cuando ahora por casualidad
- se me pegan los dedos en la cola;
- o me empeño en calzarme salvajemente
- el pie derecho en el zapato izquierdo;
- o cuando sobre los deditos del pie
- me cae algún objeto bien pesado,
- lloro porque me acuerdo tanto
- de aquel anciano que otrora conociera...
- De mirada bondadosa y pausado hablar...
- Los cabellos más canos que la nieve...
- La cara muy como la de un cuervo,
- los ojos encendidos como carbones.
- Aquel que parecía anonadado por su desgracia
- y mecía su cuerpo consolándose...
- Susurrando murmullos y bisbiseos,
- como si tuviera la boca llena de pastas;
- y que resoplaba como un búfalo...,
- aquella tarde apacible de antaño...,
- asoleándose sentado sobre una cerca.
Varios[]
- La canción es una parodia del larguísimo poema de Wordsworth titulado Resolución e independencia, que pertenece al género moralizante victoriano.